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El Centro Democrático ya tiene candidata presidencial. La senadora Paloma Valencia Laserna fue elegida este lunes como la ficha oficial del uribismo para las elecciones presidenciales del próximo mayo, en una decisión que busca reordenar a la derecha colombiana y disputar el poder al Gobierno de Gustavo Petro tras cuatro años de oposición frontal.

Valencia, nacida en Popayán y con 47 años, se impuso en dos encuestas internas —una dirigida a militantes del partido y otra a ciudadanos— sobre las también senadoras María Fernanda Cabal y Paola Holguín, en un proceso que el partido calificó como técnico y auditado. El anuncio fue realizado por el director del Centro Democrático, Gabriel Vallejo, en un evento en el Congreso de la República.

“Yo tengo esta candidatura y aparecerá mi nombre, pero pertenece a tres mujeres”, afirmó Valencia en su discurso de aceptación, en un gesto de reconocimiento hacia sus contendores y un llamado temprano a la unidad interna.

Una candidatura marcada por el legado de Uribe

La elección de Paloma Valencia confirma que Álvaro Uribe Vélez sigue siendo el gran elector de la derecha colombiana. Aunque las encuestas actuales le otorgan a la candidata menos del 2 % de intención de voto, su nominación tiene un peso simbólico y estratégico: el expresidente conserva una base política sólida, capacidad de movilización y una narrativa de oposición férrea al petrismo.

Uribe ha logrado llevar candidatos a la Presidencia en cuatro de los últimos cinco ciclos electorales. Su única derrota directa fue en 2022, cuando Federico Gutiérrez no alcanzó la segunda vuelta. Desde entonces, el exmandatario ha redoblado su estrategia de confrontación ideológica y ha encontrado un nuevo impulso político tras su absolución en segunda instancia en el proceso judicial por soborno y manipulación de testigos.

Valencia pertenece al Centro Democrático desde su fundación en 2013 y ha sido senadora de manera ininterrumpida desde 2014. Abogada, escritora y nieta del expresidente Guillermo León Valencia, encarna una combinación de tradición política, discurso ideológico y perfil técnico que el uribismo considera competitivo frente al desgaste de figuras más radicales.

Un discurso que busca ampliar el electorado

Durante su intervención, Paloma Valencia retomó las banderas clásicas de la derecha —seguridad, propiedad privada, institucionalidad—, pero también incorporó temas que tradicionalmente han sido asociados con la izquierda y el centro político, como el medio ambiente, los sistemas de cuidado para las mujeres y la reducción de la desigualdad.

“El problema no es Petro, el problema es el estatismo”, sentenció la candidata, marcando el eje de su discurso: menos Estado, más mercado y fortalecimiento del orden público.

A diferencia de Cabal y Holguín, Valencia representa el ala menos confrontacional del uribismo, un matiz que podría facilitar alianzas futuras con otros sectores de oposición. “No reconozco sino a los violentos como enemigos”, afirmó, en un intento por diferenciarse del tono más beligerante de sus copartidarias.

Fisuras internas y exigencias de transparencia

Pese al llamado a la unidad, la designación no estuvo exenta de tensiones. A la salida del evento, María Fernanda Cabal exigió que se hagan públicos los resultados completos y la auditoría de las encuestas que definieron la candidatura.

“Por respeto a los colombianos y a la transparencia que exige la democracia, es necesario que se haga pública la auditoría”, afirmó.

A estas fisuras se sumó el mensaje del abogado Abelardo de la Espriella, precandidato presidencial por fuera del partido, quien lanzó un guiño directo a Cabal al afirmar que “hay más futuro que pasado”, una frase que muchos interpretaron como un intento de capitalizar posibles inconformidades internas.

Reacciones políticas: apoyo, unidad y expectativa

Las reacciones no se hicieron esperar. Desde el propio Centro Democrático, el representante Andrés Forero celebró la decisión y destacó el liderazgo femenino de la colectividad. El expresidente Iván Duque llamó a fortalecer la unidad opositora, mientras que dirigentes como Miguel Polo Polo y María del Rosario Guerra resaltaron la coherencia ideológica de la candidata.

Incluso desde otros sectores políticos hubo mensajes de reconocimiento. El exconcejal y aspirante presidencial Juan Daniel Oviedo pidió una campaña con debate firme pero respetuoso, y el exministro José Manuel Restrepo destacó el carácter y la capacidad técnica de Valencia.

El reto: crecer más allá del uribismo duro

La candidatura de Paloma Valencia parte con un desafío claro: romper el techo del uribismo y ampliar su base electoral en un país polarizado y con un alto nivel de desgaste institucional. Su perfil menos radical podría facilitar puentes con sectores de centro y derecha moderada, pero también deberá evitar que las divisiones internas debiliten la estrategia opositora.

Más allá de las encuestas actuales, su nominación confirma que el Centro Democrático no piensa renunciar a disputar el poder y que el uribismo, lejos de retirarse, busca reinventarse con una candidatura femenina, ideológicamente clara y políticamente calculada.

La carrera presidencial ya empezó, y Paloma Valencia será, desde ahora, uno de los nombres obligados en el tablero político de 2026.

 

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