El cultivo del mango ha representado una cifra importante para la economía de muchos campesinos espinalunos. Pero si proyectamos hacia el futuro concluimos que muchas veces el ingreso que reciben los cultivadores No compensa el esfuerzo que ellos realizan para obtener una fruta de calidad que les signifique vender a buenos precios para vivir dignamente. El cultivo de este producto es complejo y riesgoso y muchas veces las ventajas a los intermediarios no les compensan el trabajo físico y las inversiones en insumos, la recogida, la empacada, y el transporte para llevar el producto final a los centros de distribución. Casi siempre las utilidades que deben recibir van a parar a los bolsillos de quienes van a comprarlo a las fincas. Y en ese proceso queda arropado el campesino pequeño golpeado por el pago del impuesto predial y por lo que ha conseguido prestado para pagar trabajadores y sostener a la familia.
Existen países en donde, mediante, una infraestructura industrial de bajo y medio costo, los cultivadores venden la pulpa, a precios racionales y van convirtiendo sus predios en verdaderas empresas.
Dicen algunos pesimistas, olvidan o ignoran que el gobierno no dispone de recursos para financiar estos programas. Entonces lo que hace falta es que alguien se atreva a liderar esta iniciativa. En los gobiernos municipal y departamental existen oficinas para promover el desarrollo agropecuario.
Desde el concejo municipal promoveré una acción de fondo para que el municipio sea el gestor de recursos y elementos para la instalación de procesadores industriales del mango. Las familias pobres no pueden seguir regalando su trabajo.
Donny PraDa
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