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Centro Democrático y Cambio Radical se alistan para sellar una coalición de alto voltaje. El 15 de octubre en Bogotá, Uribe y Vargas Lleras podrían mostrar la foto que cambie la campaña presidencial.


Una cumbre que puede marcar la campaña

El calendario electoral en Colombia empieza a moverse con fuerza y la oposición no quiere llegar dispersa al 2026. Este 15 de octubre, en el Hotel Tequendama de Bogotá, se llevará a cabo la Cumbre Opositora que reúne a los dos partidos más influyentes en el bloque anti-Petro: el Centro Democrático y Cambio Radical.

La cita no es un evento más. Será una jornada de nueve horas en la que 23 senadores y 32 representantes se sentarán con invitados del más alto nivel: el embajador de Estados Unidos, delegados de la Procuraduría, la Registraduría, el Consejo Nacional Electoral y el comité electoral.

El resultado esperado: un manifiesto político conjunto, la hoja de ruta de una oposición que busca hablar con una sola voz y proyectar un candidato presidencial fuerte para 2026.


Uribe y Vargas Lleras, de rivales a socios

Uno de los ingredientes más explosivos de la cumbre será el encuentro entre Álvaro Uribe Vélez y Germán Vargas Lleras. Dos viejos rivales, con estilos distintos, que ahora parecen encontrar un interés común: disputarle el poder al petrismo.

Uribe, expresidente y líder natural del Centro Democrático, llega con el peso de su bancada y la influencia aún determinante en sectores conservadores y de derecha. Vargas Lleras, exvicepresidente y jefe de Cambio Radical, aparece como el articulador de un partido con maquinaria regional y figuras con aspiraciones presidenciales.

La foto de ambos juntos enviaría un mensaje de unidad y fuerza, en un escenario donde la oposición ha estado marcada por divisiones internas y candidaturas dispersas.


Los temas calientes en la mesa

El documento preliminar de la cumbre detalla una agenda cargada de debates que tocan los nervios de la política actual:

  • Economía y tributación: rechazo a nuevos impuestos y discusión sobre el déficit fiscal.

  • Seguridad y justicia: retos ante grupos criminales, la ley de sometimiento y el riesgo de la “descertificación” de Estados Unidos en la lucha antidrogas.

  • Salud: diagnóstico del modelo actual y propuestas para un sistema “digno y eficiente”.

  • Energía y transición: plan para recuperar el sector minero-energético y garantizar seguridad energética.

  • Democracia y elecciones: exigencia de transparencia, garantías presupuestales y organización de una consulta nacional de oposición en 2026.

En la tarde, la cumbre se concentrará en definir las alianzas regionales, la plataforma programática común y la ruta hacia una convención nacional de oposición en abril de 2026, donde se oficializarán candidaturas al Congreso y a la Presidencia.


La exclusión de los liberales y de La U

Una clave política de esta movida es quién queda fuera del acuerdo. El Partido Liberal y el Partido de la U no hacen parte de la convocatoria. Aunque en esas colectividades hay voces críticas del gobierno de Petro, la mayoría de sus bancadas han respaldado varias de sus reformas.

Esto revela que la oposición busca marcar una frontera clara: el bloque de Uribe y Vargas Lleras no quiere medias tintas ni socios ambiguos. Prefieren consolidar un núcleo sólido y luego evaluar alianzas en segunda vuelta.


Estados Unidos, invitado de lujo

Otro detalle de alto impacto es la participación del embajador de Estados Unidos. Su presencia no solo legitima el encuentro, sino que abre la puerta a diálogos clave sobre cooperación en seguridad, lucha antidrogas y defensa de la democracia.

Incluso, dentro de la agenda se contempla la creación de una Comisión Accidental de Descertificación, así como una solicitud formal para que ciertos grupos criminales sean catalogados como organizaciones terroristas.

La dimensión internacional de la cumbre deja claro que esta alianza no solo piensa en las elecciones, sino en proyectar un mensaje de estabilidad y confianza hacia Washington.


Consulta interpartidista: el mecanismo para elegir candidato

La gran pregunta es quién será el candidato presidencial que represente esta alianza.
En la cumbre se planteará la opción de una consulta interpartidista en marzo de 2026, donde participen el candidato único del Centro Democrático, el aspirante de Cambio Radical y otros nombres de peso en la oposición.

Este mecanismo busca legitimar un liderazgo y evitar la dispersión que en 2022 le costó caro a la oposición.


El fantasma del magnicidio de Miguel Uribe Turbay

Un apartado del documento menciona la necesidad de verdad y justicia en torno al magnicidio de Miguel Uribe Turbay, hecho que aún despierta debate y exigencias de esclarecimiento.

Incluir este tema en la agenda no es casual: busca conectar con el discurso de la defensa de la democracia y con la narrativa de que la oposición ha sido blanco de ataques políticos.


El impacto en el tablero político

La alianza Uribe – Vargas Lleras tiene el potencial de cambiar el equilibrio de fuerzas rumbo a 2026.

  • Consolida a la oposición como un bloque organizado.

  • Presenta un frente común frente a las reformas del gobierno.

  • Atrae atención internacional con el respaldo de EE. UU.

  • Envía un mensaje claro al electorado: hay unidad para disputar el poder.

Sin embargo, no todo está definido. Falta ver cómo reaccionan otros sectores de oposición, qué tanto logra permear en la opinión pública la imagen de Uribe y Vargas Lleras juntos, y si logran evitar divisiones internas en un proceso de consulta.


Café Político opina: más que una foto, un mensaje

Lo que veremos el 15 de octubre en el Tequendama no es solo una reunión de partidos: es el intento de dos viejos caciques de derecha de reconfigurar el ajedrez electoral. La política colombiana, tan dada a alianzas inesperadas, puede estar presenciando el nacimiento de un nuevo bloque opositor con capacidad de poner en aprietos al petrismo.

¿Es una apuesta pragmática? Sí. ¿Es una señal de debilidad? También: la oposición reconoce que dividida no tiene opción. Pero como suele ocurrir en Colombia, las alianzas entre caudillos no siempre resisten la presión de los egos, los cálculos regionales y la lucha por el poder interno.

El país, mientras tanto, deberá preguntarse si esta unión representa una alternativa real de gobierno o simplemente una coalición contra Petro. Si es lo segundo, corre el riesgo de ser solo un matrimonio de conveniencia electoral.

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