Por Oscar Charry

Honduras vive un suspenso electoral pocas veces visto. Tras el cierre oficial de la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), el país quedó frente a un virtual empate técnico: solo 515 votos separan a Nasry Asfura (Partido Nacional) de Salvador Nasralla (Partido Liberal). Una diferencia tan estrecha que impide cualquier proyección seria mientras miles de documentos aún están bajo revisión.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció que el TREP se detuvo con 57% de actas procesadas, lo que abre paso a la fase más delicada: el escrutinio general, la revisión de actas rezagadas y el escrutinio especial que definirá finalmente al próximo presidente de Honduras.

Este no es un cierre cualquiera. Es, de hecho, uno de los procesos electorales más tensos y estratégicos para Centroamérica en la última década.

Un TREP cerrado y una carrera que se define voto a voto

La consejera presidenta del CNE, Ana Paola Hall, pidió calma y paciencia. Recordó que la ley le otorga hasta 30 días al organismo para entregar resultados definitivos, una ventana crucial dada la magnitud de documentos por revisar.

El trep dejó tres grandes tareas:

1. Actas de contingencia 1

Documentos procesados en mesas de votación, pero que no pudieron transmitirse por fallas técnicas. Estas actas deberán ser sincronizadas nuevamente en la bodega tecnológica.

2. Actas de contingencia 2

Las más sensibles: no se escanearon ni cargaron. Serán revisadas y digitalizadas en Tegucigalpa bajo auditoría reforzada.

3. Escrutinio especial

El CNE revisará una a una las actas con inconsistencias, diferencias numéricas o dudas en la transmisión, antes de consolidar el conteo general.

Nada está decidido. De hecho, todo está por definirse.

Un país en calma, pero expectante

A diferencia de otros ciclos electorales hondureños, la jornada se mantiene sin protestas masivas ni incidentes graves. Pero el ambiente es tenso: tanto Nasralla como Asfura han evitado proclamarse ganadores, aunque ambos aseguran estar en ventaja según sus propios conteos.

• Nasralla sostiene que las actas pendientes del departamento de Cortés, el más poblado del país, podrían inclinar la balanza a su favor.

• Asfura, por su parte, pide serenidad y afirma que su movimiento registra ventajas sólidas en varios departamentos.

El país entero está con la mirada fija en las actas rezagadas.

El factor Trump y el giro del mapa ideológico

Un elemento inesperado marcó la recta final de la campaña: el respaldo explícito de Donald Trump a Nasry Asfura. El presidente estadounidense lo presentó como su “aliado” y como un dique contra lo que denomina “narco-comunistas” de la región.

Este apoyo, inédito en la política hondureña reciente, generó un reacomodo interno y movilizó votantes que originalmente estaban indecisos. Para muchos analistas, fue un factor clave para impulsar la competitividad de Asfura en la recta final.

El resultado preliminar configura un escenario particular:
Honduras no está viviendo un clásico choque izquierda–derecha, sino una disputa interna entre derecha y centro-derecha, con la izquierda gobernante relegada a un tercer lugar lejano.

Libre y el golpe político más duro en años

El partido Libre, que gobierna actualmente con Xiomara Castro, enfrenta un revés contundente: caer al tercer lugar en una elección presidencial evidencia un desgaste profundo del proyecto de “refundación”.

Los indicadores del voto castigo sugieren tres causas principales:

• Inseguridad persistente

• Economía frágil

• Percepción de ineficiencia institucional

Aunque la candidata Rixi Moncada llamó a sus bases a esperar el conteo final, la distancia actual hace difícil imaginar un regreso a la disputa por la presidencia.

Lo que está en juego ahora para Libre no es el Ejecutivo, sino su peso legislativo y su capacidad de actuar como oposición sólida.

Escenarios de gobernabilidad si triunfa Asfura

Si la tendencia se mantiene, Honduras vivirá el retorno de la derecha al poder. Pero no será un mandato cómodo:
el Partido Nacional llega desgastado por los escándalos de corrupción y el legado del narcoestado bajo Juan Orlando Hernández.

El próximo Gobierno enfrentaría:

• Congreso fragmentado, obligando a pactos con liberales o incluso sectores de Libre.

• Presión internacional, especialmente de Estados Unidos, para garantizar transparencia.

• Agenda urgente: seguridad, reactivación económica, migración y reformas del sistema electoral.

Asfura sería el símbolo del regreso conservador… pero con una lupa internacional mucho más grande que en el pasado.

¿Y si Nasralla remonta?

Una victoria de Salvador Nasralla representaría el fortalecimiento de un proyecto centrista, anti-corrupción y anti-bipartidista.
Aunque no es un outsider, sus posturas lo conectan con el voto anti-sistema que desconfía tanto de Libre como del Partido Nacional.

Incluso desde la oposición, Nasralla podría convertirse en un actor clave en el Congreso gracias al estrecho margen del resultado.

Qué mirar en las próximas horas

Para la audiencia de Café Político, estos son los puntos clave mientras avanza el escrutinio:

1. La evolución del margen entre Asfura y Nasralla

Si se amplía, crece la presión para reconocer resultados.
Si se estrecha, aumentarán impugnaciones y discursos de fraude.

2. La postura de Libre

Una aceptación temprana baja la tensión.
Un discurso de fraude prolongado podría encender protesta social.

3. La reacción de Estados Unidos y observadores internacionales

El reconocimiento rápido o tardío tendrá un impacto directo en la percepción de legitimidad.

Conclusión

Honduras está a punto de definir un nuevo ciclo político.
La batalla no es solo por la presidencia, sino por el rumbo institucional del país:
seguridad, economía, confianza democrática y el futuro de la región.

El desenlace depende ahora de cada acta, cada revisión y cada firma.
Una elección cerrada que obliga a mirar a Honduras con lupa… y con paciencia.